La salita de 5 donde se jugaba ajedrez

Nota sobre un grupo de niños ajedrecistas de Granadero Baigorria (Santa Fe). Publicado en el suplemento Mirador Provincial del diario Clarín de Buenos Aires en marzo de 2019.

Story about a group of children who plays chess in Granadero Baigorria (Santa Fe province), Argentina. Published in Mirador Provincial inside Buenos Aires's Clarin in March 2019.


Gentileza: Carolina Milmanda.


Cuatro años atrás, en una escuela primaria y en un jardín de infantes públicos de Granadero Baigorria, comenzó a jugarse ajedrez. El entusiasmo fue tal que los más perseverantes de esos dos grupos ya compiten a nivel nacional en categorías infantiles. Una práctica saludable que trae beneficios en la época de los niños pegados a un teléfono inteligente.

Lo que comenzó como un pasatiempo en una sala de jardín de infantes se transformó en un boom deportivo en Granadero Baigorria. El ajedrez, el juego considerado deporte, se tornó masivo en esa localidad del Gran Rosario. Aquí las razones.

En 2015, Carina Villata, maestra del jardín de infantes Río Marrón y ajedrecista, llevó un tablero a la sala de 5 que tenía a su cargo. Villata, que llegó a competir en esta disciplina, incentivó a los chicos a que practiquen este deporte. Esa estimulación tuvo una buena recepción y los 25 niños de preescolar de aquella clase agarraron el hábito de jugar. Paralelamente aquel año, en la escuela 550 Cooperación Escolar, alumnos de tercer grado también iniciaron su camino ajedrecístico motivados por el profesor de ajedrez Nahuel Santianes. En aquella época, se plantó la semilla. Esta simiente comenzó a dar frutos generosos rápidamente. Como los que consiguieron en febrero pasado con la obtención por parte de aquellos aprendices del Torneo Internacional de Ajedrez Educativo Bicentenario de la Batalla de Salta en aquella ciudad. Tres chicos de Baigorria integraron el equipo campeón: Julieta Giménez, Luca Petti y Agustín Martínez. “Ahí había 72 escuelas de todo el país y también de Bolivia y Paraguay. Era un torneo internacional. Es el único torneo de escuelas primarias”, remarca Carolina Milmanda, madre de Julieta.

“Todo esto está gestionado a partir de un incentivo en un jardín de infantes público y en una escuela pública”, afirma Milmanda. Las prácticas en los centro de enseñanza sumados al aprendizaje en la biblioteca popular Juan Bautista Alberdi, de Rosario, llevaron a un grupo de cuatro o cinco chicos a un nivel más alto.

Previamente al certamen salteño, en 2016, un grupo de jugadores de la escuela 550 había ganado una competición importante en el Centro Cultural Fontanarrosa en Rosario. Ellos fueron: Benjamín Giménez, Julieta Giménez, Lorenzo Galetti, Leandro Galetti y Luca Petti. Con este progreso, estos chicos llegaron así a la Escuela Interdistrital de Alto Rendimiento en Ajedrez. Un lugar de preparación para la competencia activa.


Furor por jugar ajedrez
Por efecto contagio, el deporte de los peones se esparció por la 550. “Cuando estos chicos ganan, la cooperadora de la escuela decidió pagar ajedrez de primero a séptimo grado porque el único grado que abona el Ministerio de Santa Fe es cuarto grado”, dice la mamá de la jugadora.

Los torneos internos de ajedrez en la Cooperación Escolar son masivos. “El año pasado se realizó un torneo interno en la escuela. Generalmente en un torneo interno, hay 40, 60 participantes. Acá había 170 y tuvieron que cerrar la inscripción porque ya era muy grande el torneo para organizarse”. “No alcanzaban los tableros. No alcanzaban los árbitros porque vinieron cuatro profes. Eran demasiados”, explica Milmanda.


Saber esperar

La práctica del deporte ciencia trae efectos positivos en sus practicantes. Carolina Milmanda comenta algunos aspectos: “El tema de saber esperar, de respetar el turno. Uno tiene que tomarse el tiempo para ver qué consecuencias tiene su movimiento. Todo eso genera que sepan respetar al otro, el tiempo del otro. Todas las decisiones que el jugador toma tienen una consecuencia. Eso tiene que ver con la vida”.



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