Foto: diario The Guardian.
Ser becario en la sección deportes del diario ABC tenía su costado positivo y su costado negativo. Uno de los primeros era tener un contacto cara a cara con grandes protagonistas. Como con el primer plantel de fútbol del Dínamo de Kiev de aquella época. Aquel de la temporada 1998/99. Allí jugaban grandes futbolistas, pero dos emergían a la superficie como sus grandes referentes: Andriy Shevchenko y Serhiy Rebrov. Uno fue figura internacional en el AC Milan. El otro se destacó aunque no al nivel de “Sheva”. Ambos era dirigidos por otro ucraniano, Valeri Lobanovski. Este entrenador está considerado por muchos como uno de los mejores del siglo XX. El Dínamo venía desde el país de Europa Oriental a jugar con el Real Madrid por la Liga de Campeones.
El asignado para cazar las palabras que podían llegar a pronunciar los visitantes en el aeropuerto de Barajas era yo. Por cuestiones de reglamento, no tenían ningún obligación de hablar en la terminal aérea. Sólo en la conferencia de prensa del día anterior al partido.
Mi entusiasmo era grande aquella vez. Como el de cualquier joven que quiere impresionar a sus jefes con una tarea sobresaliente. Allí aparecieron los integrantes del conjunto ucraniano por una puerta de llegada del aeropuerto internacional. El primero en irrumpir fue el mismísimo Lobanovski. Blanco, mudo, boca cerrada, mirada de hielo. En aquel momento, este ex jugador y un oso polar eran demasiado parecidos. Valeri sabía su libreto de antemano. Ante mi requisitoria personal, se limitó a pronunciar dos palabras en un inglés poco ortodoxo: “Press conference”. Frente a este primer no, insistí y recibí la misma respuesta con el mismo tono y la misma cara flemática: “Press conference”. La segunda fue la vencida para él. Mi fuerza juvenil había sucumbido ante las mañas de un veterano de miles de contactos con la prensa. Shevchenko y Rebrov imitaron a su líder. Toda la delegación abandonó Barajas sin pronunciar palabra ante ningún micrófono.
Tal como exige la UEFA, que castiga en caso de incumplimiento, Lobanovski habló en la “press conference”. ¿Yo? Para aquella cita no había sido designado.
Aquella fue la única vez que vi al ex entrenador que también dirigió a la Unión Soviética en la década del 1980. Murió en 2002 mientras seguía con su labor de DT del Dínamo.
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