Wheelwright, el gran emprendedor

Reportaje sobre Guillermo (William) Wheelwright. Publicado en el semanario Mirador Provincial del diario Clarín de Buenos Aires en julio de 2014. Material sin editar.

Story about William Wheelwright. Published in Mirador Provincial weekly section inside Buenos Aires's Clarin. July 2014. Unedited material.




Pese a no ser demasiado reconocido en la provincia, el aporte del estadounidense Guillermo Wheelwright fue muy valioso. Este gran emprendedor fue el principal impulsor del Ferrocarril Central Argentino, que unió Rosario con Córdoba, pieza fundamental en el desarrollo productivo de Santa Fe en el siglo XIX. Su paso por el distrito dejó una obra basal indispensable.

La historia de William Wheelwright, tal su nombre original, fue la de una empresario exitoso que se dedicó a los medios de transporte y comunicaciones. Nació en Newburyport, un pueblo cerca de Boston (Estados Unidos), en 1798. Guillermo siguió los pasos de su padre, Ebenezer, que tenía una empresa de navegación. Su primer contacto con Argentina se dio en 1823 cuando el barco que dirigía naufragó por una sudestada y fue rescatado en Quilmes (provincia de Buenos Aires), en aquel entonces un pequeño pueblo.

Luego de ese accidente, siguió a Chile por mar. En el país vecino, muchos años después y tras otros emprendimientos navieros también en Perú y Ecuador, logró la concreción del tren desde Copiapó, centro minero en el norte, a Caldera, sobre el océano Pacífico. “Ése fue el primer ferrocarril que hubo en Chile, en 1850. Mucho antes que acá en Argentina. Todo ese desarrollo fue muy reconocido en Chile. Tanto es así que fue un héroe nacional. En Valparaíso está la estatua de él como benefactor del país”, explica Ángel Ferrer, miembro fundador de la Asociación Rosarina Amigos del Riel.

El Ferrocarril Central Argentino entre las ciudades de Rosario y Córdoba era sólo la primera parte de un plan para unir el océano Atlántico con el Pacífico. “Él concibió la idea de que el ferrocarril no fuera sólo hasta Córdoba. Eso era la primera etapa. El quería llegar a Catamarca, cruzar el paso de San Francisco y llegar a Copiapó. Enlazarlo con el otro tren (Copiapó-Caldera) y hacer el transcontinental que era el sueño de llegar al Pacífico que se tenía de toda la vida en Sudamérica”, afirma Ferrer.

Tras la constitución nacional de 1853, Justo José de Urquiza, presidente de la Confederación Argentina, buscó materializar ideas para el desarrollo del país. Para ello, el tren Rosario-Córdoba era una cuestión clave. Un año antes, en 1852, la Cuna de la Bandera había sido nombrada puerto de ultramar.

Pocos meses después de sancionada la constitución, en 1854, Urquiza contrató al ingeniero norteamericano Allan Campbell que calculó toda la traza entre las dos ciudades. El profesional presentó su informe del curso de las vías en noviembre de 1855. “Cuando se hizo el ferrocarril no se cambió un milímetro de lo que Campbell trazó y el ferrocarril empezó a hacerse ocho años después -comenta Ángel-. Todo eso se frenó por los conflictos entre la Confederación Argentina y Buenos Aires. Después se iba a ver cómo hacer para poner el dinero para hacerlo porque Urquiza solo no lo podía hacer, por más plata que tenía. Y es el que más plata puso como accionista en la empresa y no era poco. Después de la batalla de Pavón (17 de septiembre de 1861) se empezó a tratar”.

Es por eso que el 5 de septiembre de 1862, el porteño Bartolomé Mitre ya presidente, promulgó la ley que autorizaba a contratar de nuevo esa obra con una empresa. El 16 de marzo de 1863, el porteño Mitre y Wheelwright celebraron un nuevo contrato para formar una sociedad anónima para construir y explotar ese ferrocarril. Así, el estadounidense buscó socios capitalistas en Londres, el centro financiero mundial de la época. Guillermo consiguió al mejor contratista del mundo en aquellos tiempos, el inglés Thomas Brassey (constructor de vías férreas en distintas partes del planeta), que dirigió la empresa que puso las vías.

“El primer barco con materiales llegó al puerto de Rosario en 1863 (los trabajos comenzaron el 20 de abril de aquel año). Fue un hecho que revolucionó a la ciudad y a todo el país. Fue el primer ferrocarril interprovincial de Argentina. No había otro ferrocarril con el alcance de éste, era una obra mayúscula”, remarca Ferrer. Tras el comienzo de los trabajos se inauguró el primer tramo Rosario-Tortugas el 1° de mayo de 1866. Posteriormente, después de algunos retrasos por la Guerra del Paraguay, las vías y las locomotoras llegaron a La Docta el 17 de mayo de 1870 con la presencia de Dalmacio Vélez Sarsfield, ministro del Interior de Domingo Sarmiento. “En 1870, Wheelwright ya estaba enfermo, era grande, y se tuvo que volver a Inglaterra. Él iba y venía muy seguido. La última vez ya no pudo volver y murió en 1873 en Londres. Después lo llevaron a su pueblo y está sepultado allá”, afirma el experto en trenes.

Además de las vías férreas, Wheelwright fomentó la compañía de tierras que hizo productivas las cinco lenguas contiguas a los durmientes y que incentivó el asentamiento de los blancos europeos.

Parte de su descendencia, su hija Augusta nacida en Chile, se afincó en Santa Fe al casarse con el alemán Paul Krell. Ambos se radicaron en un campo en la zona de Cañada de Gómez.



Alberdi, su biógrafo y amigo

Juan Bautista Alberdi, figura en la historia argentina en el siglo XIX, entabló una gran relación con Guillermo Wheelwright y escribió un libro biográfico sobre el estadounidense. Las primeras palabras de esa obra, llamada “Vida de William Wheelwright”, dicen así: “De cómo a veces un extranjero puede ser más benemérito de la patria que un patriota”. El mentor de la constitución nacional conoció a Guillermo en Valparaíso, en donde Alberdi asesoró legalmente al estadounidense.

El abogado argentino insistió en confiar en los servicios de William para las obras de infraestructura en suelo argentino. “Alberdi sabía que Wheelwright había hecho mil obras y sabía cómo manejarse. Y como Wheelwright ya había estado en Buenos Aires por el asunto del tren a Ensenada (proyecto que dirigió para unir la capital con ese puerto bonaerense) entonces ahí sí lo llamaron”, explica Ferrer.

Comentarios