Reportaje escrito en mayo de 2008. Está basado en las grandes sumas de dinero que reciben muchos de los jugadores profesionales de fútbol por sus cambios de club:
Story written on May 2008. It is based on the big amounts of money that many professional soccer players get for moving from one club to another:
“Soy un trotamundos. El planeta es muy grande y me gustaría recorrerlo. ¿Por qué quedarse siempre en un mismo lugar?”. La frase, que suena a pretexto, pertenece a Christian Vieri, el futbolista italiano que pasó por 12 clubes distintos, no sin cobrar sus buenos dividendos por cada mudanza. El otro jugador nómade por excelencia en la actualidad es el francés Nicolas Anelka. Ambos demuestran que en el fútbol de hoy el interés por ganar cada vez más dinero es mucho mayor al amor por los colores.
El delantero actual del Chelsea de Londres es el jugador en el mundo por el que más billetes se pagaron entre todas sus transferencias. La cifra impresiona. 124 millones de euros que al cambio actual representan unos 195 millones de dólares. El atacante se inició con la camiseta azul y roja del París Saint Germain. De allí pasó al Arsenal de Londres, Real Madrid, volvió al PSG, Liverpool FC, Manchester City, Fenerbahce de Estambul, Bolton Wanderers FC y ahora defiende los colores azules del club londinense.
La etapa de gloria de Nicolas fue con los “gunners”. Allí fue una de las sensaciones de la temporada 1998-99. Su traspaso al Madrid fue célebre por lo prolongado de las negociaciones y por la fama que había adquirido con sus goles. Sin embargo, a partir de su paso por el fútbol español su vida deportiva comenzó a descender de manera paulatina. Cierto es que siempre se recordará su gol en el estadio Olímpico de Múnich con la camiseta blanca frente al Bayern por las semifinales de la Liga de Campeones en mayo de 2000. Días después, los madridistas levantarían la octava Copa de Europa.
Nicolás no llegó a consolidarse en los otros equipos que integró. Es por eso que comenzó su travesía por otras instituciones que aún perdura y que no se sabe con certeza cuándo terminará. A cambio, se quedó con muchísimos miles de euros y libras. Apodado “le Sulk”, algo así como el señor enfado o el señor fastidio, fue objeto de críticas de la prensa británica por su deambular constante. Algunos periodistas lo llamaron prostituta, otros tonto de nacimiento por su inestabilidad laboral. Si se considera su cuenta bancaria, este último calificativo parece desacertado.
Por lo general, los futbolistas se quedan con el 15% en cada cambio de club. En Europa, al contrario de Argentina, se estila incluir esa porción en el monto total que paga la entidad compradora, según aclara Sergio Silvano Maciel, el ex jugador y representante que trabaja junto a Hugo Issa. “Por ejemplo, al comprar a un jugador por 10 millones de dólares por año está todo metido. Ellos lo que hacen es un paquete de un cierta cantidad de plata y está todo ahí [no se discriminan las partes]. No es como acá”, comenta Maciel. Si aplicamos esta regla, el 39 del Chelsea habría recibido unos 28 millones de la moneda estadounidense por todos sus traspasos. Para Maciel, la forma de proceder europea es mejor. “Para mí es mejor que te paguen todo junto, te la ponen en una cuenta y listo. Nadie tiene que saber qué plata tenés vos ni nada. De la otra manera muchos se enteran que tenés plata, cuánto tenés y demás. Para mí es mucho más seguro así, como hacen en Europa”, comenta el ex Estudiantes.
Antes de su último cambio, Anelka ya había manifestado su desear de emigrar de su penúltimo club en declaraciones al diario británico The Sun: “Estoy muy feliz en el Bolton, pero como ya he dicho, me gustaría ser parte de un club grande que juegue la Liga de Campeones. Pero si no pasa nada, entonces estaría feliz de quedarme”. Así es como se fue a la capital de Inglaterra. Su participación en la Copa de Europa 2007-2008 no fue del todo afortunada después de que Edwin Van der Sar atajó su penal para darle el título al Manchester United.
Ocho transferencias en ocho años
“Bobo” Vieri comenzó sus andanzas apenas se inició a jugar profesionalmente. Tras su primera temporada en el Torino FC, la 1991-92, pasó al Pisa (92-93). De allí cambió a las siguientes instituciones año a año: Ravenna Calcio (93-94), SS Calcio Venezia (94-95), Atalanta de Bérgamo (95-96), Juventus de Turín (96-97), Atlético de Madrid (97-98) y Lazio de Roma (98-99). A mediados de 1999 hizo las valijas para vestir la camiseta del Internazionale de Milán.
Su transferencia de la capital de Italia a la capital de la moda fue récord mundial en aquella época: 46 millones de euros. Cabe mencionar que la marca actual la tiene Zinedine Zidane con su paso de la Juve al Madrid por 76.000.000 de la moneda continental a mediados de 2001. La pregunta del millón, tras su primer año en el Inter, era a qué club iba a moverse el jugador criado en Australia. “Pueden dormir tranquilos, tengo intenciones de quedarme con la azul y negra por el resto de mi vida. Estoy harto de mudarme. Después de haber viajado por la mitad del mundo, mi plan es quedarme en Milán por mucho tiempo”, dijo Christian por esos tiempos.
Cumplió, pero no del todo. Porque seis años después, en 2005, fichó por los archirrivales del AC Milan. A mediados de 2006 volvió a sus cambios de domicilio constantes y se trasladó a Mónaco para lucir los colores del club del principado por media temporada. De allí volvió al Atalanta y el año pasado se fue a la AC Fiorentina.
Habría que ver adónde le interesa mudarse este verano europeo al jugador de casi 35 años. Es difícil determinar fehacientemente cuánto dinero recibió a cambio de usar tantas camisetas diferentes, pero no es difícil imaginar que hablamos de una cifra de ocho dígitos en euros.
Para Silvano, el comportamiento de Vieri y Anelka no es incorrecto. “Ellos pueden hacer lo que quieren porque obviamente pueden tener una cierta cantidad de plata en su cuenta y dicen: `bueno, especulo. Espero esto o lo otro´. Está bien que los que pueden, especulen con conseguir algo mejor, y sino, se queden donde están”, afirma el empresario.
Sin embargo, Maciel sostiene que no alientan a los jugadores que representan a trasladarse de un lugar a otro. “Nosotros somos los primeros que decimos que siempre tienen que permanecer en el club al que van, por respeto más que nada. Después si sale alguna oportunidad, otro equipo un poco más grande o igual, que ellos puedan ganar otra clase de dinero o no. Siempre se le habla y se le consulta al jugador. Se le dice: `mirá, está esta propuesta, pero es la misma que ésta. Ya tenés todo acá. ¿Para qué te vas a ir a otro lado si acá estás bien?´ Para eso también estamos. No sólo para poder hacer negocios, sino para hablar constantemente como lo hacemos nosotros con los jugadores nuestros. Yo no sé si todos lo hacen, pero nosotros, una vez en la semana, una vez al mes al menos, hablamos con los jugadores que están en Europa para ver cómo están, qué necesitan y todo lo demás”. La compañía donde trabaja “La Fiera” representa a Daniel Bilos, Adrián González, Diego Milito, Gabriel Milito, Mariano Pavone y Diego Klimowicz, entre otros.
Los casos del francés y el italiano no son los únicos. Ronaldo, casi retirado por sus problemas de rodilla, también supo redituar con sus transferencias. Comenzó su carrera en el Cruzeiro de Belo Horizonte. De allí pasó al PSV Eindhoven por 6 millones de dólares. Luego, al FC Barcelona por 20 de esa moneda. Posteriormente, al Inter por 30, luego al Madrid por 41 y de allí al Milan por otros 10 más. En total, totalizó unos 107 millones de billetes verdes. El 15% de esa cifra es la nada despreciable suma de U$S16.050.000 sólo en concepto de transferencias.
También se podría mencionar el caso de Romario. El genio de Río de Janeiro jugó en Vasco da Gama de su ciudad natal (en cuatro períodos), PSV, el Barça, Flamengo de Río (en tres), Fluminense de la misma ciudad (en dos), CF Valencia, Al-Saad de Doha, Miami FC y Adelaide United. También el sueco Henrik Larsson, el holandés Clarence Seedorf y el argentino Hernán Crespo, por mencionar algunos, cambiaron de casaca con frecuencia. En el fútbol nacional están los casos de Silvio Carrario, Gabriel Amato y el uruguayo Josemir Lujambio, quizás los más movedizos de los últimos tiempos.
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