Como uno más



* Foto: Pre Match (www.prematch.com.ar).

Entrevista a Nicolás Pueta, jugador de rugby de San Andrés de Buenos Aires redactada en mayo de 2007:
Interview with Nicolas Pueta. He is a rugby player who plays for Buenos Aires's San Andres. It was written on May 2007:

Su caso es cuanto menos, sorprendente. El rugby es un juego que exige, y cada vez más, tener un cuerpo fuerte en todas sus partes. La falta de uno de los cuatro miembros es un handicap considerable. Sin embargo, el no desarrollo de su pierna izquierda no fue un obstáculo para que Nicolás Pueta juegue esta disciplina con tanta demanda en lo físico como el deporte de la ovalada.

Pueta es un hombre de 23 años que vino al mundo con un problema de nacimiento. Debido a una malformación de su extremidad inferior zurda no alcanzó el aspecto normal que sí tiene su derecha. La izquierda llega a la altura de su rodilla diestra. A pesar de esto, “Nico” jugó, juega y seguramente jugará al rugby por muchos años más.

Al contrario de las personas que compiten en disciplinas especiales como las que agrupan los Juegos Paralímpicos, este porteño supo y pudo integrarse de manera plena a un deporte convencional y difícil como el de las H. Nicolás forma parte del plantel de intermedia (segundo equipo) y preintermedia (tercer equipo) del Club de Ex-Alumnos San Andrés de Buenos Aires. Esta institución de origen escocés compite en la segunda división, grupo II, de la unión de rugby de la capital de Argentina.

Conoció el deporte de William Webb Ellis en el colegio. Nacido en una familia de rugbiers, su interés por el deporte era de esperarse. “Mi papá también es entrenador de rugby, mis hermanos también jugaron, mis amigos también. Digamos que lo tenía bastante presente”, comenta “Nico”. Se inició a los 7 años, aunque no era la mejor época para empezar porque ese mismo año iba a ser operado de su extremidad más corta. “Me pasó en el primario que cuando estuve entrenando o con posibilidades de entrar a la cancha me tocó una operación”, relata el rugbier. Fue intervenido quirúrgicamente varias veces y entre medio, se dedicaba a practicar el deporte que le apasiona.

“Jugar para mí es lo más normal del mundo”, explica Nicolás con sinceridad. “Muchos hablan del esfuerzo, del orgullo. Sí, lo que me fue difícil fue empezar a jugar, pero me cuesta hoy por hoy jugar al rugby lo mismo que le cuesta a cualquiera. Yo laburaba, estudiaba y tenía que entrenar y entrenarme solo también un poco. Y mis compañeros están en la misma. La pelean lo mismo porque tienen que estudiar, laburar y jugar”.

El entrenamiento es esencial en el rugby y Nicolás no puede ser la excepción a la hora de prepararse durante la semana. “Trato de hacer lo mismo que todos. Aunque hay cosas que no las hago”, comenta. Al usar la prótesis en una parte de las sesiones, hay ejercicios de contacto que no puede realizar. “No tengo entrenamiento específico para mí por mi condición. A veces, si tengo una molestia o demás hay un preparador físico que te da un ejercicio para que vos hagas y vos seguís”, aclara “Nico”.

El nivel en intermedia de la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA) no es bajo. No es como el Tri Nations, pero es totalmente prohibitivo para un inexperto. Para Nicolás, representar a San Andrés es algo que lo pone bien. “Hay gente que subestima jugar en el segundo equipo de su club. Yo encima soy fanático de mi club. Entonces ponerme la camiseta de un equipo que representa a mi club es una cosa que a mí me enorgullece”, explica Pueta. La mayoría de los jugadores de primera que vuelven a competir tras una lesión importante lo hacen en reserva. “Más allá del nivel general, te encontrás con tipos que no pueden jugar (en primera) por tal o tal razón que están en intermedia”, comenta. Más mérito para Nicolás, que se anima frente a rugbiers calificados.

El conjunto de azul y blanco, los colores de Escocia, está en el lote de los equipos que habitualmente juegan en el grupo II de la URBA. Su aspiración mayor es llegar a primera, empresa nada fácil con la competencia existente en esa unión regional. Se nota que Nicolás quiere mucho a su club al calificarlo de gigante dormido. Cargado de subjetividad, parece algo exagerado.


Una máquina de romper zapatillas

Para compensar el desequilibrio de no poder usar una pierna plenamente, el jugador de San Andrés de Buenos Aires desarrolló una pierna derecha muy potente. “Tengo un par de músculos desarrollados y otros músculos que no deberían estar tan presentes están, por suerte, cumpliendo varias funciones con el tema del equilibrio”. Nicolás tiene un pie con una horma muy ancha y por eso rompe muchas zapatillas y también muchos botines y otros calzados.

“Nico” se ayuda de muletas para caminar casi siempre. Por eso, fue capaz de aumentar la musculatura de sus brazos de una manera inusual. Llega a levantar hasta 120 kilos en ejercicios de pesas con tríceps. Una cifra reservada sólo para brazos portentosos.

Estima que hizo más de 10 tries en su carrera deportiva, pero no los lleva contados. Se autodefine como un jugador más fuerte en defensa que en ataque. Consultado sobre su mayor virtud, supone que es el tackle. “Todo lo que pasa en mi radio trato de que no siga, que no pase. Me gusta el roce”, dice sin dudar.

Su objetivo como jugador es terminar de jugar cuando él quiera, y no cuando él tenga que hacerlo por una lesión o por una cuestión de edad. Tiene en mente ser entrenador como su padre en el futuro y también se anima a ser dirigente de la institución que tanto quiere. El sueño de Nicolás como rugbier ya está cumplido. La alegría de entrar a una cancha, divertirse, competir la pudo materializar. Ahora ansía que su club ascienda a la primera división de la URBA o salga campeón del grupo I. “Es un sueño a largo plazo”, asegura.

Eligió un deporte altamente riesgoso en términos del físico. Los roces son moneda corriente. Pueta admite haber recibido algún golpe en alguna gresca. El contacto físico con los rivales que lo ven en inferioridad de condiciones es toda una cuestión. “Yo prefiero que me encaren con la misma vehemencia que podrían llegar a encarar a cualquiera”, explica Nicolás.

Se advierte que Pueta está plenamente integrado a su equipo, es uno más en todo. “Por mis amigos empecé a jugar”, aclara. “Y en mi club me siento parte de mi club y no me reconocen por ser el que juega en una pierna. Me reconocen porque soy fanático. Cuando estaba en inferiores también estaba mirando la primera, entonces sabían quién era, aparte era el hijo del entrenador del colegio. Así que tengo una relación completamente normal y no es que me quieran más porque juegue que lo me pueden llegar a querer si no estuviera jugando”. Para él, pasar inadvertido es mucho mejor que ser la figura. “Sí, es que yo no voy con un equipo de música y lo prendo como diciendo “acá entra el rengo a la cancha”, ¿entendés? Yo no ando buscando ser la nota del partido”, afirma Pueta. Su objetivo inicial no era ser reconocido o premiado por jugar en desventaja. “Yo empecé a jugar al rugby porque tenía ganas de jugar al rugby”, comenta el jugador, que por cierto, prefiere el perfil bajo antes que ser portada de los diarios.

La idea original de Pueta no era ser un ejemplo de integración, alguien a quien imitar. “Si mi puja por jugar y el hecho de que hoy esté jugando superando la adversidad le sirve como historia, o como espejo, para alguien que está muy mal, bienvenido sea. Soy muy egoísta, pero no era [eso] lo que yo buscaba, pero obviamente que me pone muy contento que haya gente que me haya dicho: “yo estaba muy mal. No salía de mi casa porque estaba así. [Te vi y me animé]”. Te emociona porque no tengo un corazón de piedra. Pero no era la idea al principio”.

Admite que una vez alguien lo discriminó adentro del campo, pero aclaró que la situación la arregló adentro de la cancha. En el deporte de la ovalada, a veces es posible tomarse revancha de un contrincante en algún ruck con algún pisotón.

Fuera de los deportes paralímpicos
“Nico” no es paralítico y nunca se planteó la idea de practicar algún deporte paralímpico. Él es lisiado y de nacimiento. El quadrugby, una variante del deporte de la ovalada, está reservado para personas en silla de ruedas, handicap que Pueta no sufre. “No voy a andar saltando en una categoría que vendría a ser inferior porque les podría sacar ventaja. Entonces para el caso tendría que moverme en silla de ruedas. Y ahí me estaría flagelando a mí mismo al estar con silla de ruedas cuando no es lo que necesito”, explica.

Por estos días, Nicolás Pueta dejó su Argentina para hacer una experiencia de unos meses por Europa. Además de esquiar en Andorra, estará en España. Quiere ver a los Pumas en el Mundial de Francia en septiembre y octubre. También pasará por el Reino Unido. Adivine qué va a hacer allí. Sí, sí, acertó. Jugar al rugby. Como uno más.


Su incursión en otros deportes

Además de su pasión demostrada por el deporte de la ovalada, a Nicolás Pueta le interesaron otros deportes. En los períodos en que no podía practicar rugby por recomendación de los médicos, se dedicó a hacer atletismo, natación, básquet y fútbol. En el balompié iba al arco. Reconoce que le gusta revolcarse y embarrarse. Para eso, la portería es el puesto ideal.

Pueta corrió una sola maratón. Para él no es cómodo participar en eventos de ese tipo porque las carreras de distancias largas se disputan los fines de semana, días reservados para el rugby en la agenda de Nicolás. “Prefiero dedicarle todo a mi club que andar corriendo solo con una camioneta atrás”, confiesa.

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